de
____________________“Pedro
Páramo”____________________
Nací a finales del siglo XlX, en la hacienda
la “Media Luna” la más grande de Comala. Fallecí a principios del siglo XX.
Desde
chamaco me gustaron las cosas prohibidas; hasta mi abuela me decía que yo era
un niño raro. Lo único importante de mi niñez fue a ver conocido a Susana San
Juan, mi gran amor. Recuerdo que, después de conocerla automáticamente todos
mis pensamientos se inclinaba a formar la imagen de ella, pero bueno, eso de mi
amor por Susanita es cosa mía y de naiden más.
Mi
padre fue igual que yo, tuvo muchas mujeres por voluntad de ellas y a la
fuerza. En hacer chamacos, yo creo que le gane. De todos mis hijos uno fue el
único que vivió conmigo en la “Media Luna”, los demás solo recibieron mi
apellido. Pero por desgracia el único hijo que estuvo conmigo (Miguel Páramo),
se me mató por andar de atrabancado con el caballo.
Todo
lo que tuve fue por herencia de mi padre y también porque fui un cacique en el
pueblo. Siempre quería tener más y más a costa de quién fuera y de lo que
fuera. Me gustaba mandar y que no me mandaran.

Dije
que el tema de Susanita, es sólo cosa mía, pero en este caso, es necesario
decir que mi amor hacia ella era tan grande y posesivo, que me llevo a matar a
su padre, para obtener su amor; más tarde el destino me cobraría la muerte del padre
de Susanita y, de muchos más.
Cuando,
murió mi Susanita no pude recuperarme de su perdida, comencé a morir en vida y
lentamente.
De
mis tantas ambiciones, recuerdo una en especial; me acuerdo que me case con una
tal Dolores, porque su papá le heredo una gran cantidad de hectáreas de cultivo
y quería que fueran mías. El matrimonio solo duro dos años, ella se fue y se
llevó al chamaco que hicimos, disque a ver a su hermana, nunca volvió; me quede
con las tierras y en la vida me interese por buscarlos.
Como,
a todo cacique de mi época a mí también me pegó la revolución. Todo se me
junto, la muerte de Susanita, mi crisis económica y espiritual, la revolución,
etcétera. En pocas palabras me estaba llevando la “chingada”.
Al no tener remedio mi situación, decidí
contemplar mi destrucción, me dedique a esperar mi muerte; provocando, también
la muerte de “Comala”.
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